lunes, 29 de septiembre de 2014

La canción del pirata

Hoy os dejo La canción del pirata una de las poesías más conocidas del romanticismo, escrita por el poeta español José de Espronceda. 
En este caso, a continuación la podemos escuchar a través de dos canciones del grupo Tierra Santa.



Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, si no vuela
un velero bergantín;
bajel pirata que llaman
por su brabura el Temido
en todo el mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa
y allá a su frente Estambul.

"Navega, velero mio,
sin temor,
que mi enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despecho 
del inglés
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a sus pies.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.

Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra, 
que yo tengo aquí por mío
cuento abarca el mar bravío
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa
sea cualquiera, 
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento
mi única patria, la mar.


A la voz de ¡barco viene!,
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo escapar;
que yo soy el rey del mar
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual,
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río,
no me abandone la suerte,
y el mismo que me condena
colgaré de alguna antena
quizá en su propio navío.

Y si caigo
¿Qué es la vida?
Por perdida
ya la di
cuando el yugo
del esclavo
como un bravo sacudí.

Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y trueno
al son violento,
y del viento
el rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.

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